Vengo del Norte,
de donde las sirenas siguen llamando a Ulises,
de donde los recuerdos se borran con la lluvia,
de donde los destinos se reman con los brazos muy abiertos.
Aurelio González Ovies.
Hay que ser marpara llorar por dentro
e inundar el océano
que rebasa tu cuerpo.
Un mar embravecido
que, con calma,
rompa en las costas,
como las galernas
se alzan sobre los espigones
de nuestros huesos.
Hay que ser mar
para luego ser tierra,
ser el verde de las montañas
que vean tus ojos
y me muevan como el aire
que corta mis cimas.
Hay que ser mar
para llover en diagonal
y mojar la tierra que fuimos.
Provocar el olor a humedad
para que se quede por fin
en tu pelo.
Hay que ser mar
para llegar a tierra firme,
llorar y llover
y volver
al mar,
al Mar del Norte.
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