Sin creer en casualidades,
con dos tazas de café
me siento en una mesa
para tres.
No espero a nadie
y Nadie espera
que aparezcas.
Miles de miradas
cruzan en unos segundos
las calles deshabitadas
de los iris de mis ojos,
y aquella se detuvo
en la veta más oscura;
en un callejón sin salida
que termina en los tuyos.
No sé qué tenía,
pero predecía el futuro
y vio, en silencio,
un (re)encuentro,
a diez centímetros
de su cuerpo.
sábado, 18 de enero de 2014
miércoles, 1 de enero de 2014
Malas costumbres.
Tengo la mala costumbre
de evitar los colores
de aquellos ojos
de quien me habla
una vez a la semana;
de buscarlos entre cientos
de suspiros,
algunas veces
hasta encontrarlos
y la mayoría
hasta perderlos.
Y cuando llegan, sin avisar,
sé que son norte,
y no son ni sur,
ni este,
ni oeste,
aunque lleve un rato
-toda mi vida-
perdida.
Es por eso que no dicen nada,
y así encontrarme sin querer(te).
de evitar los colores
de aquellos ojos
de quien me habla
una vez a la semana;
de buscarlos entre cientos
de suspiros,
algunas veces
hasta encontrarlos
y la mayoría
hasta perderlos.
Y cuando llegan, sin avisar,
sé que son norte,
y no son ni sur,
ni este,
ni oeste,
aunque lleve un rato
-toda mi vida-
perdida.
Es por eso que no dicen nada,
y así encontrarme sin querer(te).
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