el mar tranquilo
rompiendo
-lentamente-
en sus playas.
La brisa norteña remueve su cabello
y ella teje sueños
-rotos-
con la arena que se escapa
fugazmente
entre sus dedos.
El agua moja sus pies,
los hunde entre historias
-abandonadas-
en el fondo del mar.
Va y viene,
continuamente,
mientras sube la marea.
Él se ahogaba en sueños,
ahora intenta escapar
-y no puede-
de ese mar
que otros ojos encierran.